sábado, 12 de diciembre de 2009

Harresi regala arbolitos

La asociación de vecinos del Casco Viejo de Hondarribia "Harresi-Hondarribia" realizó una protesta muy original: repartió retoños de árboles. No comprendo la manía que tienen los ayuntamientos de ir talando árboles porque a ellos no les gustan, porque no les parecen bonitos, porque se creen que están un poco viejos... El caso es talarlos, ¡hala, fuera! sin más.

Se reunieron en la Plaza de Armas para informar de lo que ocurre, y, al mismo tiempo, regalar un arbolito.

lunes, 16 de noviembre de 2009

martes, 10 de noviembre de 2009

Escuela de Música en el Casco Histórico


Han comenzado las obras para construir la Escuela de Música. En este espacio de 556m2 quiere construir el ayuntamiento el nuevo edificio; ¡Astigarraga lo hará en un espacio de 3.500m2!
Desaparecerá esa zona verde –como han ido desapareciendo todos los pequeños huertos que existían en el Casco Viejo–. Pero el ayuntamiento dice que no, que no desaparecen las zonas verdes, pues ese terreno lo permutarán por la zona verde –exterior– que rodea la muralla. Con este modo de hacer las cosas, las zonas verdes del Casco Viejo estarán en el monte Jaizkibel.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Musika eskola BAI, astakeriarik EZ

Musika Eskola de Hondarribia: Espacio, lógica y política

El debate entre realizar un gran edificio de cultura que albergará las distintas actividades culturales, o fraccionarlas en distintas edificaciones de menor porte, se resolvió legislaturas atrás optando por una sede centralizada de cultura. No era una mala decisión. Pero tras años de proyectos fallidos en emplazamientos mucho más adecuados, como la zona de Jostaldi o la finca Olazabal (más de 3.000 m2), se decide ubicar el edificio en los 556 m2 de la parcela actual y, claro está, no cabe. Y cuando algo no cabe en un espacio, o se busca un espacio mayor o se reduce el tamaño de ese algo.

Musika eskola_0065

Pero también hay otra forma de afrontar la situación. Si no cabe tiremos hacia arriba, aunque construyamos un edificio totalmente discordante con el entorno histórico que le rodea. Y tiremos también para abajo, aunque haya que excavar tanta profundidad que suponga un evidente riesgo para el patrimonio histórico de la ciudad. Por ilógico que parezca, ésta es la solución decidida por nuestros representantes municipales. Y por unanimidad. Dicen muchos ahora que no estaban de acuerdo con el volumen del edificio, pero dicen que les dijeron que los vecinos estaban de acuerdo. Y si los vecinos están de acuerdo…

Pero los vecinos no estaban de acuerdo. Simplemente no conocían el proyecto. No es que se haya esforzado mucho el Ayuntamiento para que la información llegara a los ciudadanos. Los pocos que lo sabían pensaban que, si nadie dice nada, por qué voy a ser yo. Y a los muy pocos que avisaron les miramos de reojo. Ya están los de siempre quejándose de todo. Tendremos que escribir 100 veces "mea culpa", porque la realidad del proyecto era aún más desproporcionada de lo que estaban avisando. Es un buen ejemplo de lo que llega a suceder cuando política y ciudadanía se viven como mundos separados. Cuando la Corporación municipal cree saber lo que quieren los ciudadanos –sin habérselo preguntado–, y cuando los ciudadanos entienden que su participación se limita a votar una vez cada cuatro años –y poner el resto del tiempo de vuelta y media al Ayuntamiento–. Para algo ha servido ya este debate. Para los siguientes proyectos el Ayuntamiento se está reuniendo con los ciudadanos afectados, para informarles y recibir sus sugerencias. Y los vecinos han reactivado Harresi, la asociación de vecinos del Casco Histórico.

Los vecinos se han organizado, y no piden la luna. Sólo piden que el edificio reduzca su exagerado volumen y que se reduzca el riesgo sobre los edificios cercanos. Eso implica reducir algo de su contenido. El salón de actos municipal que ocupa la planta baja no es imprescindible.

Hondarribia contará en breve con un auditorio para más de 400 personas en Itsas Etxea. Por supuesto que sería deseable que Musika Eskola contara con su propio auditorio, como sucederá en Astigarraga. Pero Astigarraga pone 3.500 m2 a disposición de su proyecto y nosotros sólo 556. Y tampoco es imprescindible que un edificio dedicado a la música tenga excavada en su subsuelo una sala de exposiciones. Cualquier planta del edificio recién rehabilitado en Arma Plaza podría cumplir perfectamente esta función.

Parece que reducir el tamaño del edificio es tabú. Un pecado mortal quitar algo de lo que estaba proyectado. No debe tomarse como una cesión. Tampoco los vecinos están felices con la alternativa que proponen. Reducir la profundidad de excavación de doce a ocho metros reduce el riesgo, pero es obvio que no lo elimina. Y construir el edificio agregando a los 180 m2 de la parcela original, los 375 m2 de jardín que la rodeaban, acaba con una de las pocas zonas verdes que quedaban en el interior del casco histórico. No es una alternativa que haga feliz a nadie, pero es una alternativa posibilista que busca poder llegar a un encuentro entre todos los intereses.

Musika Eskola necesita ampliar su espacio, y por eso en el capítulo de aulas supera en un 653% los requisitos del Decreto 289/1992 sobre Escuelas de Música. Y los ciudadanos necesitamos a Musika Eskola. Por eso seguirá teniendo esa misma dimensión en la alternativa vecinal. Pero también necesitamos proteger al casco histórico de intervenciones urbanísticas irreparables y de riesgos innecesarios. Tenemos que compatibilizar la formación musical de nuestros hijos con entregarles un patrimonio histórico en condiciones dignas.

Optar por un edificio aglutinador de cultura fue una buena decisión lógica y política tomada en un momento determinado para un espacio determinado. Si ahora no hay espacio suficiente, ubicar algunos elementos en otros lugares es simplemente otra decisión lógica y política igual de buena. Insistir en el planteamiento original podrá ser político –que no creo–, pero desde luego no es lógico.

Hay opiniones, respetables, que plantean que el edificio debe hacerse porque es necesario, pero no he podido encontrar voces favorables al volumen que finalmente tendrá. A ver si va a resultar al final que, estando todos en desacuerdo con el tamaño del edificio, acaba construyéndose como estaba proyectado porque se ha entrado en una inercia que ya no puede pararse. Si así sucede, costará en el futuro encontrar otra situación que empate en estupidez con ésta.

ERNESTO GOIRICELAYA - Viernes, 23 de Octubre de 2009 TRIBUNA ABIERTA/Noticias de Gipuzkoa